Ricardo Guerrero y el pacto fiscal: "Bienvenido el crecimiento y eficiencias del gasto, pero con eso no nos alcanza"
El director del Centro Contribuye y excoordinador tributario de Hacienda lideró un trabajo donde convergieron 10 centros de estudios para un nuevo sistema impositivo, como LyD, CED, Instituto Igualdad, Instituto Libertad, Horizontal, Nodo XXI, Espacio Público y Rumbo Colectivo.
- T+
- T-
Uno de los exponentes del oficialismo en materia de impuestos es Ricardo Guerrero.
El abogado de la UC, con un magíster en Tributación en la U. de Chile y otro en Políticas Públicas de London School of Economics, fue coordinador de Política Tributaria en el Ministerio de Hacienda en la segunda administración de Michelle Bachelet, donde tuvo un rol clave en la reforma tributaria de 2014 y su simplificación un año más tarde.
Hoy, Guerrero se encuentra estudiando un doctorado en King´s College London y desde allá lidera el Centro Contribuye, un think tank que busca religitimar la importancia de los impuestos para la construcción de Estados modernos, entre otros principios.
“El gobierno tiene incentivos para sacar adelante el pacto fiscal, y el ministro Marcel ha dado muestras permanentes de voluntad de diálogo para acercar posiciones”.
El profesional lideró un extenso trabajo que realizó Contribuye junto a otros centros de estudios para proponer un nuevo pacto fiscal. Aquello consideró a entidades transversales de la derecha, como Libertad y Desarrollo, el Instituto Libertad y Horizontal, y a la centro-izquierda e izquierda como Espacio Público, el Instituto Igualdad, el Centro de Estudios de Desarrollo (CED), Nodo XXI y Rumbo Colectivo.
- ¿Cuál es la génesis de este trabajo silencioso que realizaron con los centros de pensamiento? ¿Cuándo comenzaron a organizarse?
- Un par de semanas antes de que se rechazara la reforma tributaria en la Cámara de Diputados, desde Centro Contribuye convocamos a los distintos centros de estudio y profesores de derecho tributario. Nuestra intención era contribuir al debate en el Senado, identificando puntos de acuerdo y desacuerdo sobre el proyecto en trámite. Para ello, junto con el profesor Álvaro Mágasich -y en un principio también María del Pilar Navarro- discutimos los temas a ser tratados en los diálogos.
Con el rechazo de la reforma, tuvimos que cambiar el enfoque. Sabiendo que estábamos ante una nueva etapa, recogimos algunos temas que estaban en el proyecto rechazado y agregamos otros. Los profesores aportaron con diagnósticos y ciertas propuestas respecto a ciertos temas, y los centros de estudio discutimos las distintas medidas. En diversos casos, se tenía en cuenta trabajos que los centros han venido realizando de manera independiente.
- ¿Cuál fue la metodología de trabajo? Poner de acuerdo a tantos centros de pensamiento diferentes debe haber sido difícil.
- Fueron ocho sesiones de trabajo, donde había una presentación de media hora de un profesor, seguida de una discusión de una hora y media. Centro Contribuye actuó como secretaría técnica, moderando los debates y guiando la conversación. Se grabó el audio de cada sesión, se transcribió y la secretaría técnica identificó los asuntos de mayor relevancia, donde había acuerdos y diferencias. Lo hicimos con el apoyo de software de análisis cualitativo de datos. Cada semana se enviaban los puntos destacados a los centros, para que pudieran hacer comentarios.
Llegamos a la última reunión en el Instituto Libertad el 4 de mayo con un listado de temas a discutir para llegar a acuerdos finales. En esa reunión surgieron otros temas que hicieron más robusto el documento final. El formato que seguimos, la disposición al diálogo de los centros, y el apoyo de los profesores fue fundamental para poner de acuerdo a centros de estudio con miradas muy diversas sobre los impuestos.
- ¿Cuáles considera que son las recomendaciones más destacadas del informe? ¿Hay algunas que crea que son más factibles de incorporar en el pacto fiscal que está preparando Hacienda?
- Destacaría los lugares donde hubo mayor entendimiento y que de incorporarse podrían aumentar la eficiencia económica y progresividad del sistema, que son los objetivos principales que hoy parecen estar en discusión.
Es decir, cómo compatibilizamos medidas que permitan mejorar la capacidad del crecimiento del país, con otras que impliquen un aumento de la carga tributaria de aquellos que pueden contribuir más.
Dentro de esas medidas están: aumentar la inversión en el SII para combatir la elusión y evasión; simplificar el sistema de impuesto a la renta; eliminar exenciones y otros beneficios tributarios que identificó la Comisión Vergara; la revisión de los tramos de impuestos personales bajo un principio de progresividad que considere la carga tributaria total que enfrentan los contribuyentes; cambiar el sistema de tributación de Pymes por uno que incentive la inversión. Es ineficiente que las Pymes prefieran no crecer para mantener los beneficios que otorga el sistema actualmente.
- La CPC se ha opuesto tajantemente a aumentos de impuestos y ha planteado avanzar en modernización del Estado, exenciones y medidas contra la evasión y la elusión. ¿Es un error de los empresarios?
- Me sorprendió el tenor de la última carta que enviaron al Ministerio de Hacienda, considerando la evolución de los últimos años en la mirada de muchos grandes empresarios sobre los impuestos y la importancia de contar con un Estado más robusto. Llevo años investigando la economía política de reformas tributarias y el rol del sector empresarial en ellas, tanto en Chile como en América Latina, y destacaría el pragmatismo y mirada larga de diversos grandes empresarios de Chile. Esto es especialmente relevante en aquellas empresas que tienen presencia internacional y que son segunda o tercera generación en los grupos familiares. Los estándares internacionales con los que deben cumplir estas empresas son cada vez mayores, no solo en términos regulatorios, sino también en competitividad.
Los grandes empresarios con vocación internacional saben que para dar saltos de productividad y competir necesitan infraestructura, seguridad, y trabajadores calificados que cuenten con una red de protección social -que incluya seguros de desempleo, salud, pensiones-. Todo eso requiere un Estado robusto y eso se financia con una mayor carga tributaria. Bienvenido el crecimiento y eficiencias del gasto público en un pacto fiscal, pero con eso no nos alcanza.
- ¿Cuán acotado cree que puede terminar siendo el pacto fiscal?
- Lo que ha ocurrido las últimas semanas puede ser una oportunidad para que los distintos sectores políticos se sienten nuevamente a discutir diversas áreas: medidas enfocadas en el crecimiento, eficiencia y control del gasto, evasión y elusión, y aumentos de impuestos.
El gobierno tiene incentivos para sacar adelante el pacto fiscal, y el ministro Marcel ha dado muestras permanentes de voluntad de diálogo para acercar posiciones. Prueba de ello son las propuestas pro-crecimiento que presentó la semana pasada.
En la oposición, creo que hoy los incentivos para colaborar deberían ser mayores, especialmente si proyectan ser gobierno en un par de años más. Dejar este tema abierto podría implicar heredar más deuda y un cúmulo de demandas sociales sin responder.